El cactus de lava, también conocido como Brachycereus nesioticus, es una especie única de cactus que se encuentra solo en las Islas Galápagos. Es una parte esencial del ecosistema de Galápagos, ya que proporciona un hábitat para una variedad de criaturas, a pesar de sus duras condiciones de vida.
El cactus de lava prospera en el terreno árido y volcánico de las Islas Galápagos. Se ha adaptado a este entorno hostil mediante el desarrollo de un sistema de raíces superficiales, lo que le permite absorber agua y nutrientes de la roca volcánica. Sus tallos espinosos y cilíndricos están cubiertos de pequeñas hojas de color amarillo verdoso, que ayudan a reducir la pérdida de agua por transpiración.
A pesar de su pequeño tamaño y apariencia modesta, el cactus de lava juega un papel vital en el ecosistema de Galápagos. Sus tallos proporcionan una fuente de alimento para las iguanas y tortugas que habitan las islas. Sus flores también son una fuente importante de néctar para los polinizadores, como las abejas y las mariposas.
Sin embargo, el cactus de lava también enfrenta amenazas a su supervivencia. La introducción de especies no nativas, como cabras y ratas, ha tenido un impacto significativo en el ecosistema de Galápagos, incluido el cactus de lava. Estas especies invasoras han causado daño al cactus de lava al comerse sus tallos, hojas y flores.
Actualmente se están realizando esfuerzos de conservación para proteger el cactus de lava y otras especies únicas de las Islas Galápagos. El Parque Nacional Galápagos ha implementado medidas para controlar las poblaciones de especies invasoras y restaurar hábitats. Estos esfuerzos son esenciales para garantizar que los cactus de lava y otras especies endémicas continúen prosperando en su singular hogar isleño.