Tan pronto como puse mis manos en este señuelo y leí su nombre ‘Suspending Salt Water’, mi cabeza creó varios escenarios de batalla. A partir de ese momento me di cuenta de que le daría un nuevo aliento a la pesca de mi lubina europea favorita.
El primer intento llegó muy pronto, ya que me poseían las ganas de probarlo, queriendo tranquilizar la sensación que tenía. Así que una mañana que parecía inútil en cuanto a ataques se refiere, “armé” mi nueva arma lleno de confianza. Sabía que los peces nadaban por la zona con indolencia y ignoré mis cebos. Las condiciones meteorológicas eran suaves y la ligera brisa ondulaba suavemente el frío mar invernal.
‘Es hora de intentarlo’ pensé para mis adentros e inmediatamente puse mi plan en práctica. Pesé un poco el Realis antes del golpe para cargar al máximo la caña y el señuelo despegó cubriendo bastantes metros lo que me sorprendió positivamente. Rápidamente envolví el carrete giratorio y en unos segundos sentí un ligero temblor de su punta ergonómica en mi caña que inició mi exploración. En poco tiempo el señuelo se había posicionado aproximadamente a 1,5 m por debajo de la superficie y hacia la costa. En ese momento esperó pacientemente, como una marioneta bien templada, mis órdenes, permaneciendo estable a esa profundidad. Volví a enrollar los metros sobrantes de trenza y comencé los tirones repentinos, dándole energía para cobrar vida y comenzar su curso rítmico. Mi caña, ideal para cebos Jerk, con una reacción rápida en la punta y con grandes reservas de fuerza, tenía un movimiento fácil sin cansarme.
El señuelo comenzó a tambalearse y a rodar lateralmente con cada tirón, incluso ante el más mínimo estímulo de la caña. Su amplio perfil, adecuadamente diseñado, funcionó más que eficazmente, potenciando su rendimiento. Por un lado captó el sol con facilidad, dando vivos reflejos durante su recorrido y por otro lado desplazó un gran volumen de agua activando la línea lateral del pez. Los tirones repentinos y rítmicos, así como el enrollamiento de la trenza de pesca suelta después de cada golpe y el crimen perfecto, habían sido meticulosamente planeados.
El cebo le parecía al depredador un pececillo asustado que nadaba con pausas, contra corriente, desconcertado, cambiando siempre de dirección para alejarse de su perseguidor. Este rumbo se mantuvo inalterado hasta la orilla del mar, lo que provocó la mayor parte de los ataques en la pesca particular de la lubina.
La jornada transcurrió agradablemente con varias capturas y muchas liberaciones ya que los peces, incapaces de resistir su encanto, atacaron sin descanso.
El Realis Jerkbait 120SP SW LIMITED vino a llenar un enorme vacío en la pesca en aguas saladas, complaciendo a los pescadores más exigentes y en evolución.