Ronaldinho fue elegido Mejor Jugador del Mundo en 2004 y 2005. Se ha dicho que Ronaldinho es un caso excepcional en la historia del fútbol mundial, ya que ningún otro ícono ha logrado transmitir como este la sensación de jugar por pura alegría. jugador.
Por la misma razón, sin limitarse al título convencional de futbolista, los aficionados también se refieren a Ronaldinho con apodos llenos de admiración y respeto, como “el bailarín”, “el mago en el campo”. O simplemente “Rô vẩu” (“Ron el perro”), un nombre entrañable y familiar para alguien que millones de personas en todo el mundo admiran.
El artista único en el campo de fútbol
Puede que Ronaldinho haya ganado títulos como campeón de la Copa del Mundo, ganador de la Liga de Campeones y ganador del Balón de Oro, pero para los fanáticos del fútbol no es recordado como un “conquistador” de goles o trofeos, sino más bien por sus sonrisas radiantes, la belleza en sus jugadas espontáneas y el puro arte de sus espectaculares goles.
Al observar el comportamiento de Ronaldinho en el campo, la gente cree que no sólo está jugando al fútbol; está jugando, retozando con la pelota. Para Ronaldinho el fútbol es alegría, es felicidad. Le recuerda a su hermano mayor, la persona que le brindó la oportunidad de experimentar algo a lo que realmente pertenece.
Es precisamente por eso que las expresiones de la leyenda brasileña en el campo de fútbol no pueden describirse completamente con términos técnicos. Baila rítmicamente con los movimientos de cadera por excelencia de la samba, pero sorprende a todos con sus maniobras mágicas. Para decirlo con mayor precisión, Ronaldinho eleva las acciones futbolísticas a un campo de expresión artística, tejiendo emociones ilimitadas para los espectadores.
“Cuando tienes el balón en los pies, te sientes liberado”, comentó una vez Ronaldinho sobre el principio de belleza en su estilo de juego que perseguía. Claramente, no jugaba al fútbol por el honor, sino por la pura felicidad que le proporcionaba.
En los primeros años del siglo XXI, Ronaldinho era sin duda el mejor jugador del mundo. Durante esta época, los primeros bailarines de samba permanecían “solitarios” en su propia gloria y triunfos, ya que era único, el mejor y no tenía oponente igual. Celso Roth, entrenador de Ronaldinho en Grêmio, dijo una vez: “He trabajado con muchos grandes jugadores cuando tenía 19 o 20 años en mi carrera. Pero con todo respeto, Ronaldinho superó al resto”.
Su extraordinario talento también ayudó a “Ron el Perro” a mantener su posición como el jugador con mayores ingresos del mundo en ese momento. Según la revista France Football, el mejor jugador del mundo en 2005 ganó al menos 22,5 millones de euros al año durante su apogeo. Sin embargo, con sus importantes ingresos, Ronaldinho llevaba un estilo de vida lujoso y con frecuencia se entregaba a la extravagancia. La superestrella viajó por todo el mundo para asistir a eventos y fiestas, constantemente agregó autos de lujo a su colección y compró casas en varios lugares del mundo.
Esta misma razón también contribuyó al rápido deterioro de su rendimiento, ya que su carrera sufrió un declive en las últimas etapas debido a su estilo de vida indulgente y a las distracciones fuera del campo.
Como hermano mayor, el “mentor” al que Messi siempre ha respetado.
Durante el apogeo de Ronaldinho en el Camp Nou, cuando más brillaba en el Barça, Messi estaba dando sus primeros pasos en el primer equipo. En aquel entonces, Ronaldinho era el jugador brasileño despreocupado, mientras que Messi era el chico argentino reservado e introvertido. A Messi le resultó difícil mimetizarse con todos, y fue Ronaldinho quien, nadie más, rompió esas barreras, extendiendo sus brazos para abrazar al joven jugador.
Como estrella en ascenso en Barcelona, Ronaldinho fue el mentor de Messi, un jugador joven e inexperto que daba sus primeros pasos en la selección absoluta. La actitud despreocupada e inclusiva de Ronaldinho ayudó a Messi a superar sus dificultades iniciales para encajar y adaptarse al equipo. A través de su orientación y apoyo, Ronaldinho jugó un papel importante en la configuración de los primeros años de Messi en Barcelona y en el fomento del fuerte vínculo de respeto y admiración entre ellos.
Al descubrir que “un niño era incluso mejor que él mismo”, Ronaldinho utilizó todas sus habilidades para ayudar y guiar a Messi, alimentando el joven talento y aumentando rápidamente su confianza y sus habilidades. Se convirtió en un mentor en el campo, predicando con el ejemplo y ayudando a Messi a integrarse al equipo. Ronaldinho también contribuyó decisivamente a ayudar a Messi a marcar su primer gol con el Barcelona. Después de que el chip de Messi se disparara contra el Albacete, saltó sobre la espalda de Ronaldinho, creando una imagen icónica que simboliza el paso de la antorcha en el Camp Nou.
Además, cuando Ronaldinho partió hacia Milán en 2008, le entregó la legendaria camiseta número 10 a Messi, junto con un mensaje: “Toma esta camiseta”. Se cree que este gesto representa el cambio de era en el Barça. Posteriormente, Messi se convirtió en el punto focal del equipo, llevándolos a victorias notables y escalando nuevas alturas de éxito.
La historia de los dos “almas gemelas” número 10 es también la razón por la que Ronaldinho se ha vuelto aún más grande y notable a los ojos de todos aquellos que adoran el fútbol. Un talento talentoso, nunca mostró arrogancia, sino que se mantuvo humilde, guiando y encendiendo las llamas de la pasión, esperando que sus homólogos más jóvenes brillaran con todo su entusiasmo. Messi habló una vez de su superior en sus inicios en el Camp Nou: “Es el mejor jugador del mundo”. Incluso ahora, reinando en la cima del fútbol, la superestrella argentina todavía considera a Ronaldinho como un “gran maestro”.
Posteriormente, Messi hizo lo propio con Neymar cuando el joven jugador fichó por el Barça en 2013. La historia de verdaderos genios del fútbol sigue despertando la admiración y el respeto de todos.